Pues les comento que en efecto, tal como lo temía, hubo más errores en mi declaración. Afortunadamente, Alejando, mi compañero de oficina, es lo suficientemente obsesivo y cooperativo, y me ayudó a revisarla por segunda ocasión.
Encontramos errores, que seguramente se deban a que el contador no estaba familiarizado con la situación de que éramos recién llegados. Finalmente, optamos por ir a H&R Block, donde nos atendió Marie-Josée Demers, una contadora sumamente atenta, profesional y comprensiva. Dos horas después, salí de ahí con las declaraciones finalmente correctas, listas para enviar. 
Y claro está, le envié un correo electrónico al contador anterior diciéndole que estaba sumamente insatisfecha con sus servicios. A los tres días, recibí el cheque por el pago que le había hecho.
Moraleja: Pregunten, aclaren y revisen, así como yo lo hice, peeero, pregunten también a alguien que ya haya pasado por el proceso. O de plano, acudan a profesionales que estén familiarizados con nuestra situación.
La contraseña de algunos servidores del Louvre era «LOUVRE». Ahora todo 
encaja
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[image: Liberation / Louvre]
Según cuentan en las noticias de Liberation, la auditoría de seguridad del 
recientemente saqueado Museo del Louvre ha detect...
Hace 8 horas.