Hoy nos enteramos con tristeza que mi cuñado, Edgar, falleció repentinamente. Nos enfrentamos a esa noticia que, todos los que decidimos iniciar una nueva vida lejos de casa, siempre tememos.
Estar lejos físicamente no hace que las heridas duelan menos. Cada vez que hablamos o vemos a nuestros seres queridos tiene el sabor agridulce de no saber si es la última vez que nos veremos. Cada vez que decimos adiós no sabemos si es un "hasta pronto" o un "hasta que nos reunamos de nuevo más allá de esta vida".
Edgar se fué sin darnos la oportunidad de un nuevo abrazo, otro beso o más palabras de amor. Afortunadamente, cada vez que nos vimos, los abrazos, los besos y las palabras dulces las compartimos sin medida.
Edgar: este mundo te quedaba chico y sé que estás mejor ahora. Sigues siendo parte de nosotros.
Feliz encuentro, feliz partida y feliz reencuentro.
Muchos besos,
Héctor, Montse y Marcela